Son mamíferos muy prolíficos que tienen aproximadamente un año de promedio de vida. Un grupo territorial de roedores está liderado por un ejemplar macho, tiene varias hembras, otros machos de menor rango y las crías.
Sólo cuando un establecimiento está muy infestado se los puede ver, pero se detectan por los daños que causan, por la presencia y el tamaño de los excrementos fecales, por el orín, por las pisadas y las marcas del arrastre de la cola que se pueden ver en los locales muy sucios cerca de las paredes o a lo largo de cercos o debajo de arbustos, por las manchas de olorosa suciedad, grasientas y oscuras, por los pelos sueltos que pueden encontrarse en las cañerías, vigas, cercanías de las madrigueras y por ruidos característicos propios de roídos, rasguños, corridas y chillidos de las crías en techos y altillos y por los ruidos de las riñas de los machos disputándose las hembras, el territorio o el predominio dentro de un grupo.
Si se tomasen en enero dos ratas (un macho y una hembra) que produzcan 8 crías (4 machos y 4 hembras) se podrían llegar a obtener en diciembre, en condiciones ideales, aproximadamente 20 billones de ratas.
Las ratas están en condiciones de reproducirse desde los 3 meses de edad. El período de gestación es de aproximadamente 21 días, en cada parto producen de 6 a 12 crías y una sola rata hembra es capaz de quedar preñada 3 a 5 veces al año. Si la capacidad de procrearse continuara, la tierra estaría totalmente invadida por las ratas. Sin embargo un alto porcentaje muere debido fundamentalmente a muertes naturales, enfermedades, la acción de predadores (aves de rapiña, zorros, hurones, comadrejas, víboras, etc.) y de la naturaleza (heladas, deshielos, etc.). El porcentaje restante superviviente es muy alarmante: aproximadamente 214 descendientes por año.
Todos los roedores tienen en común el hábito de roer, lo que les ha dado el nombre a este grupo de mamíferos. Sus incisivos crecen constantemente (8 a 12 cm por año).
Los roedores son muy voraces, capaces de consumir hasta un 10 % de su peso cada día, son grandes consumidores de granos, los que comparten el hábitat humano también comen pan, papel, sogas, manteca, jabón, velas de cera, queso, tocino, etc.. Sus dientes incisivos inferiores dejan dos surcos característicos en aquello que muerden.
Los roedores son omnívoros, tienen el gusto muy desarrollado, lo que les permite distinguir hasta el más pequeño ingrediente de una comida elaborada, esto los hace recelosos de los venenos. Cada grupo territorial tiene particulares "preferencias alimenticias" mostrando una marcada direccionalidad en la selección de determinado tipo de alimentos (hábito). Cuando se les presenta un alimento o cebo nuevo tienen neofobia a sabores nuevos o desconocidos, pero luego de un rechazo de varios días, comienzan a consumirlo normalmente. Los alimentos manipulados por los humanos no provocan ningún tipo de rechazo por parte de los roedores sinantrópicos. Los granos de cereal y las semillas son - en general - el alimento más preferido de los roedores.
Normalmente los roedores actúan por la noche guiados por desarrollados sentidos del tacto, oído, olfato y kinestético. La vista tiene escasa agudeza visual siendo muy sensible a los cambios de luminosidad, evitan pasar por sectores iluminados. No pueden distinguir colores aunque algunos de ellos como el amarillo pueden llegar a atraerlas visto como un gris ligero (son daltónicos). Una prueba de que la vista no es un sentido vital para estos animales la da el hecho de que ratas ciegas puedan continuar su vida casi normalmente.
Los roedores tienen en sus hocicos unos bigotes o vibrisas muy largos y sensibles a las vibraciones y pelos guardianes en sus cuerpos que también actúan como "sensores táctiles", lo que les permite transitar entre los objetos aún en la total oscuridad y los que utilizan para ir tocando las superficies por las que circulan. Es por esta razón que normalmente estos roedores sinantrópicos se desplazan siempre en contacto con objetos, por lo que normalmente no los vemos cruzar un ambiente abierto sino que van acompañando la línea de las paredes verticales (tigmotaxis).
Las ratas tienden a arrastrar sus alimentos hacia los rincones, adonde los comen, éstos son puntos de cebado obligados. También los almacenan en la madriguera.
Tanto las ratas como las lauchas tienen un ritmo de actividad de 24 horas. Esta actividad se reduce al mínimo en las horas de luz y comienza a aumentar con el atardecer. Normalmente se alimentan durante las horas nocturnas, aunque en casos de necesidad pueden acostumbrarse sin inconvenientes para hacerlo durante el día cuando se ven obligadas a ello.
Aproximadamente utilizan un tercio del día para dormir, realizando el resto de las actividades, como alimentarse, beber y desplazarse durante los restantes dos tercios del día.
Las actividades de visita a las fuentes de alimentos se inician en el crepúsculo y registran un pico entre las 19 y 21 horas para luego descender hasta las horas previas al amanecer, el máximo absoluto del día se alcanza entre las 4 y 6 horas.
Cuando las ratas son visibles a plena luz del día, o en lugares con gran movimiento de humanos, podemos estar seguros de que nos enfrentamos a una muy alta infestación que obliga a los roedores a arriesgarse en incursiones diurnas para subsistir.
En los barrios donde hay mucha suciedad o no es eficiente el sistema de recolección de basuras, hay alta infestación de roedores. es por eso que en aytdesinfecciones contamos con el mejor servicio de desinfeccion de ratas en rosario
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